CANCIÓN PARA LAS MUSAS
En ese humo que se va elevando
desalmado reloj, aguja torva,
en ese humo que te va quemando,
en ése que te estafa, y que te roba,
hay un sueño que se muere,
un eco, un latido, una quimera,
una parte del alma que se escapa,
aquella que se seca sin motivo,
aquella que no vemos ni sentimos
y que yace en la memoria del olvido.
En esa densidad del infinito,
donde vuelan las horas como plumas
y las plumas son aves
que murmuran
palabras que escuecen y supuran,
hay un sueño que se muere,
un grito eterno,
perfumada razón, carne jugosa
que parece la raíz de alguna rosa
porque siempre se queda bajo el suelo
aunque impregne el aire con sus versos.
No son sueños, ni plumas, que son musas,
serpientes encantadas por la flauta
que del árbol te ofrecen la manzana
y el cerebro rescatan de la inclusa.
¡OH musas y deidades cascabeles
que de amor gastáis el diccionario
venid pronto a ponerme los laureles
que se acerca ya la hora del sudario!
© Fernando Luis Pérez Poza