¡LA LUNA TIENE UN CORAZÓN DE ACEITE!
Tú, compañera, en la tristeza mía,
soñada como un rojo y tierno vino
que brota de la entraña florecida,
eres nube que roza lo divino,
remolino de luz, amor y carne,
obligada parada en el camino.
¡OH sirena de tul! ¡OH tus salvajes
olas de bronce! ¡Verde sementera,
diamante y seda sobre los volcanes,
viento de cola en alma de poeta!
¡OH rocío vertical, fuego, rayo,
bajo el espejo azul de las estrellas!
Mi cuerpo, por el sol engalanado,
se ciñe a tu piel, y sueña desnudo
la latitud del tiempo y el espacio,
el arenal inmenso de tus muslos.
Devuélveme a los mares, compañera:
Melodía de luz, no importa mucho,
el infierno es el eje de la tierra
donde habita el dolor y la memoria.
¡Yo quiero que nos consuma la hoguera!
Ya brotan de tus senos las palomas,
se elevan hacia el cielo los naranjos
y en el aire zozobran las antorchas.
Deja al éter asomarse a tus labios
ya disuelta en la aurora de mi frente
la escarcha de tus ojos aromados.
Rosas azules brotan de tu vientre,
y al son de los vaivenes de tu pubis:
¡La luna tiene un corazón de aceite!
©Fernando Luis Pérez Poza