MIRA EL MAR, COMPAÑERA
Mira el mar,
ese lienzo bordado de espejos azules
que siempre borra la huella de mis pasos,
la melodía secreta de sus olas,
el carnaval sincero de su espuma
tan triste como un sueño,
tan fugaz como un destello.
Es su piel un horizonte espeso,
infinito, distante, fugitivo,
laberinto de salitre
donde se muere el aire
para que puedan respirar los peces.
El aire,
esa agonía rota,
esa soledad hecha destino
por donde trepan
las espirales del llanto
y se derrumban los abismos del alma.
El alma,
ese frágil castillo de diamantes,
ese pálido arrecife o bandera blanca
que ondea en el azul de la palabra
y destila los vaivenes de la sangre.
Mira el mar, compañera,
que la vida es una corta espera
y yo no quiero perdérmela entera.
© Fernando Luis Pérez Poza