PARA QUE YO FUERA LO QUE SOY
Para que yo saliera del fondo de los tiempos
y los mares de mi alma se llenaran de velas
desplegadas hizo falta hilar las carambolas
de cientos y miles de latitudes dispersas,
fue preciso combinar millones y millones
de genes, que querían asomarse a la tierra,
y cantar bingo en la lotería de la vida
y salir sin miedo del corazón de la piedra.
Para que yo fuera lo que soy en este preciso
momento, este largo carnaval de pensamientos
retenido en un montón de huesos y latidos,
hubo que enhebrar una maraña de misterios,
engarzar la existencia de un número incontable
de seres y abrir la caja fuerte del silencio
donde el destino guardaba todos mis tesoros
y el más puro y fértil manantial de sus ungüentos.
Estrellas y galaxias alumbraron mis venas,
treparon a mi alma como gaviotas en celo,
rompieron el muro de los cielos infinitos
y entraron a formar parte del divino juego.
Sentí que ardía en mi piel el suave terciopelo
de la vida, el zumo concentrado del delirio,
la caricia invisible del aire desatando
el nudo apretado que me unía al precipicio.
Y he aquí el resultado, el fruto de este loco
disparate del azar donde ocurren los sueños,
duermen los fantasmas lapidarios del vacío
y se disuelven todos los abismos del tiempo.
© Fernando Luis Pérez Poza