PESIMISMO
En mi mente giran sin cesar las aspas
de un molino negro, hallan eco las sombras
y murmullos más siniestros, resbalan
ciegas las espesas dunas del silencio.
Giran las agujas del reloj en la esfera,
ruedan, cortando el tiempo en dos
pedazos, uno que viene de la vida
y el otro que se va hacia la muerte.
Se balancea el viejo péndulo, baila
de lado a lado al compás de las horas,
se entretiene en el aire, se demora
y ciñe el cielo en el vaivén de su abrazo.
¡Qué triste es mi boca vacía de besos,
mi corazón hueco de chispas azules!
¡Qué tristes mis manos sin geografía,
mis ojos desnudos de sentimiento!
Reconozco en mí los oxidados síntomas
de un buque en el desguace, el distrito
angustiante de una bodega sin aire,
la ruina cana de un hombre solitario.
Soy una tarde agria, larga y sin orillas
que anhela la sombra del último horizonte,
o soy la humedad que desprende el moho
cuando se sabe tan cerca de la nada.
©Fernando Luis Pérez Poza