CANCIÓN PARA UNA MUJER DE MALA VIDA
Hoy, perdido entre las sábanas rancias
de un hostal barato, lleno de eclipses
y distancias y el alma desnuda de barnices
y pompas luminosas, quiero estrechar tu cuerpo
con mis brazos, volar en tus alas de mujer fatal
y hundir todas mis raíces en esa tierra amarga
que llevas dentro, donde se pudren los besos
y se ahogan los sueños y crujen de rabia
los huesos de tanta soledad acumulada
que se ha quedado atrapada en ellos.
¡Qué destino cruel amar sin esperanza, arder
como la cera de una vela y esperar siempre
a que al otro se le apague pronto la llama!
¡Qué terrible pesadilla de hierros oxidados
y lechos rápidos y váteres condenados
destila el atroz patíbulo de tu memoria!
Tu sexo apátrida habla todos los idiomas,
conoce todos los secretos más ocultos
del marinero en tierra, ave rapaz y burda
que surca tus vaivenes a todo trapo
y desaparece sin dejar estela en el mar.
Eres la dueña de un corazón singular,
un velero negro acostumbrado a enfrentar
la tempestad que reposa hundido en el fondo
del océano. Eres paz para el reo solitario
y luz bohemia de farol estallado que ilumina
el alma triste y desahuciada de un poeta
que siente en tus brazos su cósmica orfandad.
©Fernando Luis Pérez Poza