MIRA. ¿NO LO VES?
Mira. ¿No lo ves? Hoy la sangre corre
a mares por el desierto, en silencio
atraviesa los páramos agrestes
del tiempo y se pierde en el surco roto
de la nada, en el abismo desnudo
de la muerte que todo lo precinta
con su lacre y sello eterno e infinito.
Mi voz de sembrador de la palabra
ya no es la misma, no canta, no rueda
por la pendiente del aire ni suena
como el agua de la fuente al subir
arriba desde el centro de la tierra.
Se ha quedado muda, sola, atrapada
en ese laberinto de tristeza
que algunas veces llega desde el fondo
del alma hasta la punta de los dedos,
que rellena el tuétano de los huesos
como si fuera la médula y alienta
la rebelión de mis células antes
llenas de vida y dulces esperanzas.
Mira. ¿No lo ves?. Estoy aquí, cifrado
en estos versos repletos de sílabas
azules y letras de forja y fuego,
moldeadas a golpes en el yunque
del cerebro como si fueran hierro
o locas espadas de metal noble
que hunden sin tregua su afilado acero
en el tierno corazón de las cosas.
© Fernando Luis Pérez Poza