CHISS... SILENCIO... NO HAGAS RUIDO
Chisss... Silencio... No hagas ruido.
¿No oyes? Es la caracola del tiempo,
el tic-tac asesino de la vida latiendo
en el centro de tu corazón herido,
es el viento de la muerte que sopla
y te lleva al sur sin remordimientos.
Nadie quiere su frío rostro de cieno
cerca, el laberinto negro de su aliento,
el camisón desnudo de su alma fría
y sin salida galopando por las venas
como si fuera mármol blanco, hielo.
Chisss... Estate quieto. No te muevas
o verá que estás ahí, agazapado, roto,
y te llamará con su suspiro eterno
para que cruces el pasillo triste
de su noche y te aprendas de memoria
el camino sin regreso que es su sombra.
¿No lo ves? Allí está, en el fondo
de la tierra, como un tren caduco
y sin raíles encerrado en un túnel solitario,
como un ala negra sazonada de odio
a punto de levantar el vuelo
y fabricar con saña tu mortaja.
Chiss... No tengas miedo. ¡Es todo
tan oscuro que de nada sirve ahora
abrir de par en par los ojos, sacar
el alma del armario de los siglos
e intentar llegar ileso a la madrugada!
©Fernando Luis Pérez Poza