MUERTE
Yo no soy un árbol
que se queda quieto en mitad de la tormenta,
un pájaro que esconde la cabeza
en el suelo cuando tiene miedo
como hace el avestruz,
un plomo enterrado en el fondo del océano
que nunca trepa al cielo para ver la luz.
Yo soy el aire
y el fuego y la tierra
y el mundo lleno de calles
y estaciones nuevas
que gotean sueños y poemas
y también tristezas grises
cuando la muerte rueda
por los adoquines locos de sus aceras.
Hay tanta gente dando vueltas
en la noria, que me pierdo
y ya no sé cuál es el norte,
cuál el horizonte más lejano
y cuál el más cercano
o simplemente
si queda algo de horizonte.
Miro al frente y sólo veo odio, guerra, muerte.
Miro abajo
y veo también el mármol profundo de la muerte.
Miro arriba y sólo veo el humo del futuro
diluyéndose también en el frío vacío de la muerte.
Muerte, muerte y muerte, siempre muerte,
el jinete negro y alado de la muerte
cabalgando por el filo del abismo
a punto de reventar el cielo.
©Fernando Luis Pérez Poza