PALABRA
Ácida flor, racimo fermentado de letras,
carnaval entre tantos sonidos escogido,
lava de los volcanes, marea de las sílabas,
¿qué ríos y corrientes te arrastraron a mis versos?
¿Qué cerillas prendieron la llama de tu fuego,
entre las cenizas huecas de mis pensamientos?
¿Quién forjó la cepa de tus uvas generosas?
¿Qué mar, qué olas, qué espumas pulieron tus remos?
Lo cierto es que llegaron tus ecos a mi boca,
los dioses poblaron mi garganta de su esencia
y empezaron a decir el nombre de las cosas:
cielo, nube, árbol, tiempo, palabras como espadas
que abrían con su filo la luz del universo
y vertían el polen de mi alma en catarata.
© Fernando Luis Pérez Poza