VÉRTIGO INSUMISO
Llueve sin esperanza sobre mi soledad,
duele en círculos la cal de los huesos,
cuelga el alma del vacío como un péndulo
y el cielo cae como un plomo en el abismo.
¿Hacia donde me lleva este vértigo insumiso
que se me ha instalado dentro de las venas
por el que corren y saltan enanos y gigantes
y se deshoja la esmeralda cóncava del tiempo?
El tiempo pasa como el humo,
sangra como una herida abierta los segundos,
arrasa y pudre la ruina desnuda de la carne
y mira al horizonte con ojos largos de esqueleto.
El tiempo...
late como un tren desesperado en mi cabeza,
gira como la rueda de una noria y se evapora
o se dilata en laberintos de humo
y locas chimeneas de suspiros.
¿Quién soy yo?
¿Por cuántos toboganes me deslizo
al mismo tiempo hacia la muerte?
¿Qué latitudes me esperan
al otro lado de esta suicida existencia?
¿De qué material sin medidas
ha forjado dios la eternidad?
Llueve sobre la luz
y es un llanto infinito que recorre el alma
y fermenta húmedas hebras de tristeza
en el interior del tuétano.
Llora en la calle un saxofón de agua
y derrama como una cisterna rota
un último y húmedo blues
de sueños y quimeras.
©Fernando Luis Pérez Poza