FELIZ MILENIO, ÁNGELES
Me imagino que, a veces,
la vida, este huracán de lava,
de tiempo, de minutos,
que amenaza con sepultarnos,
se equivoca de ladera
y nos arrastra
y nos conduce
y nos derrama
por otras latitudes
que no son las nuestras.
Entonces el fuego
de las estrellas se va apagando,
y uno comprende
que no existen huecos para esconderse
y vive inmerso en la agonía del aire
y el tiempo se convierte
en un estado de coma permanente,
en un fango oscuro y putrefacto,
en el que ya no te fascinan
ni tus propias heces.
Y, de repente,
la rueda de la vida gira,
gira una y otra vez,
y la sonrisa baila
de nuevo,
en el espíritu, en la carne,
baila sin parar
hasta en el hueco de los átomos,
y el reloj, otra vez, se convierte
en una larga enciclopedia de tic-tacs.
Querida, Ángeles,
la gigantesca noria del mundo
sigue girando
y en esta nueva vuelta
a ver si nos toca ganador.
¡Feliz milenio!
©Fernando Luis Pérez Poza