HOY, EN UN MOMENTO,
ESTALLÓ EL CIELO ENTERO
y el odio llegó hasta mí como una bola
de fuego y quemó en sus llamas mis recuerdos.
El pasado reventó como una bomba,
y el futuro se hizo humo del infierno.
Te llamé desde las puertas del abismo
para decir simplemente que te quiero,
que ya el tiempo cancelaba este pasaje
que nos hizo en el presente compañeros.
Ahora siento que el frío de la muerte
hiela el viento y el otoño ya desnuda
mi alma y devuelve mis huesos al vacío
eterno y al ciego desván de la negrura.
Pero te pido, amor, que no estés triste,
que ahogues ese lento dolor sin tregua
que te va creciendo en el pecho y no pienses
más en el sucio amargor de la miseria
que el loco tambor de esta necia ruleta
ha volcado en el reloj de tu existencia.
Hoy te pido, amor, mi fértil compañera,
que tapices ese corazón desolado
con nuevos sueños, a pesar de las penas,
y olvides para siempre este sudario
que hace de la vida una trampa del diablo.
(A los familiares de víctimas del atentado USA)
© Fernando Luis Pérez Poza