TE AMARÉ, COMPAÑERA
Ella se irá. Y se caerá el cielo
como un trapo mojado
sobre mi cabeza,
y el mundo se quedará vacío
como un mar sin olas,
sin espuma, sin quimeras, sin rocío.
Y cada noche, por el aire, subirá,
en las lentas espirales del llanto,
un mensaje cifrado de palabras
azules y nostalgias.
Y en el vaivén de los años
de nuevo bajará el agua
de la nieve al río
para borrar
con la lava de otros sueños
la inmensa soledad
que se concentra en mis huesos.
Resonarán entonces
turbulentas y dulces
las campanas del campanario.
Se morirán de frío los recuerdos
y de mis manos brotará
un granero de caricias
que cegará el silencio.
Entera se moverá la tierra
al percibir sobre la piel
la rítmica gravedad
de tus dos pechos de seda.
Entonces, compañera,
te amaré,
te amaré para siempre,
con el amor sincero y enorme
que solo puede sentir
una brújula por el norte.
©Fernando Luis Pérez Poza